I. CEMBRERO - Madrid - 27/01/2009
Aminatou Haidar, a la que los saharauis independentistas llaman su "Pasionaria", tuvo dificultades para llegar al lugar de la cita a causa, según explicó, del acoso policial. Los cuatro eurodiputados que la esperaban se vieron obligados a salir a la calle para rescatarla y, al final, pudieron reunirse con la ex presa política en un salón del antiguo Parador español de El Aaiún.
Haidar, Ali Salem Tamek, Djimi El Ghalia o Hamdou Iguilid, las figuras más emblemáticas del nacionalismo saharaui o de la defensa de los derechos humanos, se entrevistaron una tras otra con una delegación del Parlamento Europeo que, por primera vez, visitó el Sáhara Occidental.
Algo más de tres años ha tardado la Eurocámara en obtener el visto bueno de Rabat para poder organizar una visita a la antigua colonia española que los diputados de las Cortes españolas siguen sin poder efectuar pese al anuncio que hizo, en junio de 2005, el ministro español de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos.
La promesa, formulada en octubre por la Unión Europea, de conceder a Marruecos el estatuto avanzado que ansía, permitió obtener la luz verde marroquí. Presididos por el chipriota Ioannes Kasoulides, los cuatro eurodiputados -entre los que figuran dos españoles, Carlos Iturgaiz (PP) y Carlos Carnero (PSOE)- llegaron el lunes a El Aaiún no sin antes pasar por Rabat donde las autoridades marroquíes les explicaron su oferta de autonomía para el territorio que el Frente Polisario rechaza.
Para elaborar un informe sobre la situación de los derechos humanos, la delegación parlamentaria se reunió el martes con toda la disidencia saharaui y al final también, porque se presentaron en su hotel, con aquellos lugareños que se declaran abiertamente favorables a la propuesta autonómica.
Todos los independentistas expresaron su conformidad con el documento difundido el 19 de diciembre por Human Rights Watch (HRW) que recopila las violaciones de los derechos humanos que las autoridades marroquíes cometen en el Sáhara, según indicaron fuentes de la delegación. Uno de sus interlocutores dejó incluso caer que el informe de esa ONG se quedaba algo corto.
Todos ellos pidieron también, como ya lo hizo HRW el mes pasado, que se instaure un mecanismo de supervisión de los derechos humanos en el Sáhara, algo a lo que se resiste Marruecos. Esa tarea la podría desempeñar la Minurso, el contingente de la ONU desplegado en el territorio, si el Consejo de Seguridad ampliase su mandato.
En El Aaiún, una ciudad de 180.000 habitantes, hay siempre en sus calles una fuerte presencial policial, pero el martes estuvo tomada por las fuerzas de seguridad para impedir cualquier conato de manifestación. Los agentes eran especialmente numerosos en los alrededores del Parador.
"Con uniforme o de paisano hay policías por todas partes", comentó Iguilid, representante de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Pero el masivo despliegue no impidió a nadie acudir a su cita con los eurodiputados aunque a veces lo hicieron con una "escolta" indeseada y amenazadora.
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